Dadas las diferentes posibles composiciones del acero (hoy existen más de 5 mil), es posible utilizar aleaciones para las más diversas funciones, de acuerdo con lo que se le exija: resistencia mecánica, ductilidad, dureza superficial, resiliencia, conductividad térmica, resistencia a la corrosión y al desgaste.
Algunas de las ventajas que supone el uso de acero en la industria de forma masiva son las siguientes:
- Versatilidad: Es fácil de taladrar, soldar, mecanizar, conformar en frío y en caliente.
- Economía: Su producción es más barata en comparación con otros materiales y requiere menor consumo de energía. Por ejemplo, consume casi siete veces menos energía en su producción que el aluminio.
- Reciclabilidad: Es 100% recuperable gracias a sus propiedades magnéticas, sin perder ninguna de sus características. Además, todos los residuos que se generan en la producción del acero son aprovechados: escorias, cascarillas y subproductos de destilación se reutilizan, lo cual disminuye el impacto ambiental.
- Disponibilidad: Tiene alta disponibilidad, ya que el hierro —base de la fabricación del acero— representa el 5.6% de la corteza terrestre, y las minas se encuentran distribuidas por todo el mundo.